Cuento de la creación del sol
En un día lleno de niebla, el Señor miró a su alrededor y no vio nada.
- ¿Caramba! ¿qué es esto?
- Es la niebla – dijo una voz cerca de Él.
- ¿Y quién la ha hecho?
- Las emanaciones del agua desde la Tierra.
- ¿La Tierra? ¿Y qué es?
- Es un planeta.
- Ah, ¿esos que no tienen luz propia?
- Sí, precisamente.
- ¿Y quién la ha hecho?
- Creo que has sido tú, la otra noche. Estabas un poco cansado, pero parecía bonita, está llena de colores, tiene aire, tiene agua, tiene estratosfera y atmósfera e incluso la batisfera. No, la batisfera no, aquí me he equivocado, la batisfera la inventará Auguste Piccard[1].
- ¿Con que Yo la he creado?
- Sí, el día de los planetas. Creo que fue el miércoles.
- Vale. Y esta cosa blanca, la niebla, ¿de dónde viene?
- De la evaporación del agua hasta la atmósfera.
- ¿Y quién ha inventado este sistema?
- Tú, cuando le diste al agua el poder de transformarse en vapor, en hielo, en nieve, en lluvia,…
- ¡Vale, vale! ¿Y por qué tanto poder al agua?
- Porque representa el amor.
- ¡Ah! Entonces está bien. Con que la niebla, en el fondo, no es más que agua, y el agua es el símbolo del amor. Vale, vale, vale. Me gusta. Pero en la niebla, vapor de agua, símbolo del amor, ¡no se ve un c....o! ¿Y el hombre?
- Todavía no lo has creado, ese toca el viernes. Viernes santo, o miércoles de Cenizas, porque no traerá más que quebraderos de cabeza. Por lo tanto, hoy es lunes, no hay hombre en la Tierra.
- Y Yo lo pongo.
- ¡No! Toca el viernes o el miércoles, ¡ya te lo he dicho! Y además, ahora non vería un c....o.
El Señor se quedó pensativo, se apoyó el dedo índice en los labios y pensó. Pensó poco tiempo, porque Él tiene sólo ideas brillantes y más rápidas que un rayo y, ¡plaff! de Su idea nació el sol, y disipó las nieblas, e iluminó el cielo y los campos, que todavía no estaban cultivados, porque el hombre todavía no había venido, e iluminó los huevos de dinosaurio que todavía no habían eclosionado, y los enjambres de mosquitos, que revolteaban todos juntos saboreando el color del sol, y todo era mucho, pero que mucho más bonito. Y el Señor descansó tranquilamente porque, en la oscuridad, una vez más, había tenido una idea luminosa, llena de Luz, porque Él la Luz la crea y la improvisa, así, de la nada, y todo se ilumina.
También el corazón del hombre un día se iluminará, y será Luz, los unos para los otros, y ya nada se acabará, y todo será sólo Luz.