Has abandonado las manos que tú considerabas amigas. Creías en ellas, pero, ¡ay de mí! te equivocabas, no era en las personas sino en Dios en quien tú tenías que verter la fe que has recibido. Siempre has creído en alguien, y no, es Dios el único objeto de tu fe, que es grande como al alba es grande la claridad del sol que aún está lejos pero está a punto de llegar.
lunes, 22 de noviembre de 2010
Hai abbandonato... Has abandonado...
Has abandonado las manos que tú considerabas amigas. Creías en ellas, pero, ¡ay de mí! te equivocabas, no era en las personas sino en Dios en quien tú tenías que verter la fe que has recibido. Siempre has creído en alguien, y no, es Dios el único objeto de tu fe, que es grande como al alba es grande la claridad del sol que aún está lejos pero está a punto de llegar.