domingo, 19 de diciembre de 2010

Il rancore....El rencor....

Il rancore è un grande nemico, più dell'invidia, dell'ambizione, della superbia, della vanità. È il male e corrode, ora lo sai. Il rancore, il grande nemico. Chiedi pertanto al Signore:"Cura il mio rancore, apri le vie del mio cuore che, chiuso, non ama nessuno. Che, chiuso, vuole ignorare la Il vita. Che, chiuso, vuole restare là solo a meditare, su Dio? No, sulla stupidità di quanti tu hai conosciuto e hanno rivelato una misconoscenza di cose grandi e sublimi. Ti hanno insegnato ad amare? No, a detestare. La conoscenza dell'uomo ti ha portato a detestarlo. Se tu hai amato, dirai, perché mi hanno odiato? Perché tu credevi che, all'amare, ti avrebbero amata. E no, non era il cammino. Il cammino era ben altro. Era camminare portando fardelli? No, portando a te la libertà di essere e di agire, e tu ti sei sottomessa a quanti tu conoscevi. Male? Sí, male, se questo ti ha portato ad odiare. Hai accettato voleri astrusi e nemici e ora lamenti nel cuore il dolore di tale accettazione. Ma dovevi imparare ad amare la libertà."

El rencor es un gran enemigo, más grande que la envidia, que la ambición, que la soberbia y la vanidad. Es el mal y corroe, ahora lo sabes. El rencor, es el gran enemigo. Pídele por tanto al Señor:"Cura mi rencor, abre la vías de mi corazón que está cerrado y no ama a nadie. Que está cerrado y quiere ignorar la vida. Ques está cerrado y quiere quedarse solo para meditar, ¿sobre Dios? No, sobre la estupidez de los que has conocido y han revelado su desconocimiento de las cosas grandes y sublimes. ¿Te han enseñado a amar? No, te han enseñado a detestar. El conocer al hombre te ha llevado a detestarlo. Si tú has amado, dirás, ¿por qué me han odiado? Porque tú creías que, al amar, te amarían. Y no, no era ese el camino. El camino era muy distinto. ¿Era el de caminar llevando fardos en tus espaldas? No, el de llevarte a ti la libertad de ser y de actuar, y tú te has sometido a todos los que conocías. ¿Ha sido un mal? Sí, si esto te ha llevado a odiar. Has aceptado voluntades abstrusas y enemigas, y ahora lamentas en tu corazón el dolor de esa aceptación. Pero tenías que aprender a amar la libertad.