
Como objetivo te tienes a ti misma: crecer cada vez más hasta alcanzar la conciencia de cada una de tus fibras, hasta la más íntima, y no dejar nada en el inconsciente. Una vez que le desenfundes, es decir que le saques a la luz, el inconsciente ya no tiene tanta fuerza y ya no puede dominar la situación. Una vez que el inconsciente ha salido por fin a la luz como un gusano, como una lombriz que sale de la tierra, cegado por la luz, pierde toda su fuerza, se cae y se muere. Este es el camino. No pienses en el pasado que, acumulado en el inconsciente, ya no sabe a quien dominar. Por lo tanto, sácalo tú a tu luz del día y enfréntate con él. El inconsciente es un enemigo débil y astuto que trabaja en la sombra para que se caiga de su pedestal todo lo que él ve grande.