lunes, 18 de julio de 2011

Cuento de la era mesozoica

Érase una vez un barreño de hierro esmaltado que parecía un Arca de Noé, porque estaba lleno de insectos, de virus, de microbios, de coleópteros y de algún que otro avión. Tenía ganas de ser un verdadero barreño, el barreño del rey Venceslao, que tenía fama de ser un rey usurpador.
Puesto que el barreño ambicionaba tener la plaza de chambelán, tomó la decisión de seguir al rey en sus cazas y en sus saqueos desde el castillo hasta el pueblo, hasta la frontera con el reino de Clodoveo Admirable. Admirable porque había luchado contra los aliados del rey Venceslao y los había vencido.
Un día el barreño decidió ir al castillo del rey Venceslao y se presentó ante el portal:
-Olé, soy yo, estoy aquí esperando la llegada del rey.
-¿Y qué?
-Olé, soy yo, estoy aquí esperando la llegada del rey.
-¿Y qué?
-Olé, soy yo, estoy aquí esperando la llegada del rey.
Y así hasta que anocheció. Por la noche el rey Venceslao salió del castillo para dar una vuelta y ver si todo estaba bien y oyó:
-Olé, soy yo,......
Y preguntó:
-¿Quién es?
-No sé.
-Abridle.
Y le abrieron y el barreño se deshizo en reverencias, alabanzas y zalamerías, le relamía los pies y ponía los ojos en blanco para hacerle ver que estaba trastornado por la admiración y le dijo:
-Majestad, es el momento de darle un vuelco a la historia. Hasta ahora el hombre se lavaba en el río, en el lago, en el torrente. ¿Qué pasó con los buenos modales de cuando hasta el rey se lavaba en su barreño llevado por tres sirvientes y un lacayo?
-Y a mí, ¿qué me importa? Yo quiero dar una vuelta alrededor del castillo. Déjame pasar.
Y el barreño, ante tanto desprecio, se partió en dos y terminó cayéndose en el foso. Entonces, desde lo más profundo del foso salió una voz que dijo en tono truculento:
-Pero, ¿qué os habéis creído, que esta es la Gehena?
Y todos, venga a preguntarse qué era la Gehena. Y se fueron a leer la Biblia y vieron que "Era un lugar en el cual se quemaban los deshechos no lejos de Jerusalén." Un poco como hacemos ahora que los deshechos se reciclan, se queman, se hacen desaparecer en el mar y luego las olas los vuelven a sacar puntualmente a flote, pero a muchos Km. de distancia, y así, en las calas desiertas de Ibiza, llegas con el barco y hay uno cómodo surtido de sandalias de goma, generalmente desapareadas; de frascos de suavizante" más suave imposible"; de tablas de surf, de alguna que otra pelotita de plástico, de botellas de naranjada, de agua mineral, de gaseosa, de lejía. Es decir, que ya no es la Gehena, sino que todo está al aire libre.
Así que, después de esta disquisición bíblica les dio a todos por pensar, y el rey Venceslao pensó:
-¿Y si fabrico un barreño tan grande que yo quepa dentro?
Y se fue al herrero que le explicó que había carestía de hierro, con todas esa guerras y las armaduras y las lanzas y los escudos y las gualdrapas, pero el rey era el rey, y el rey Vencesalao era el único rey del reino y había que obedecer. Y la bañera grande, robusta, de hierro ( que todavía no tenía esmalte), fue llevada al salón del castillo y enseguida fue motivo de burla por parte de todos:
-Oye, Vences, ¿te bañas con la coraza o sin ella?
-Oye, vences, mete también al caballo.
-Oye, Vences,......
Así que el rey Venceslao, que le tenía un miedo enorme a la opinión de los demás, la destinó a ser un abrevadero público y de allí viene la costumbre de construir una fuente en el centro de cada pueblo. Y desde allí la costumbre se difundió por toda Europa y, por último, en China.
Y éste es el comienzo de la era meso-zoica, edad de en medio, entre la Alta y la Baja Edad Media, cuando en los pueblos se empezó a construir una fuente en el centro del pueblo: en el medio: "meso" del griego; zoico: donde viven (del griego: zoo:vida).
Y desde entonces la idea de la bañera ha tenido éxito y hoy existe el baño completo y a veces está el Jacuzzi. Pero esta es otra historia.
Son las doce de la noche, es hora de dormir. Cierra los ojitos y duerme. Es tarde. Hasta mañana.