Deja pasar tanto rencor, descansa y no pienses más que en ti. ¿Y los demás, dirás? Deja que se vayan, no los lleves contigo sobre tus hombros y en tu corazón. Deja que se caigan las esporas del rencor, no florecerán, desaparecerán. Si los demás hacen o no hacen, dicen o no dicen, ¿a ti, qué te importa? Deja que hablen, que chachareen, que griten, cada uno emite lo que puede, no te corresponde a ti juzgar. No aceptes intrusiones, responde al momento a las palabras funestas, no después de haber acumulado odio y rencor durante tantos años. Cada uno de vosotros hace lo que sabe, no lo pienses, no merece la pena y tú añades una piedra a la valla que has creado alrededor de tu corazón enfermo. ¿Enfermo? Sí,
enfermo de nostalgia, de cuando amabas. Ahora has dejado de amar y ya no amas.